Ángel Serrano: “La empresa es un actor clave en la Sociedad”
El Director General de la Fundación Tomillo, Ángel Serrano, lleva más de 40 años dedicado en cuerpo y alma al ámbito de la educación en entornos vulnerables con vocación y pasión. Y como indica, la empresa es clave para mejorar la sociedad.
Por Elena Marcos
¿Qué fue lo que te hizo dedicarte al mundo de la educación en entornos vulnerables?
Estudié Ciencias Químicas aunque me hubiese gustado estudiar Medicina.
Mi primera intención al acabar los estudios era dedicarme al mundo de la enología o del laboratorio clínico pero vengo de un entorno familiar consagrado a la docencia y aunque en mi mente no estaba dedicarme a la educación, llevo más de 40 años.
Entré en el mundo de la docencia por amor a mi mujer. Nos conocimos en los últimos años de carrera y por quedarme en Madrid acepté entrar en el Colegio Padre Piquer en el año 82. No era consciente de que esa decisión iba a transformar tanto mi vida.
A través de estos años he aprendido a disfrutar de esta profesión con vocación y, poco a poco, con pasión.
La Formación Profesional y la innovación educativa con el proyecto “Aulas Cooperativas Multitarea” en el Centro Padre Piquer, en el barrio de La Ventilla de Madrid, han ocupado los últimos casi 38 años de mi trabajo. Y siempre con una mirada muy especial al estar cerca de la juventud que más lo necesita, la que se encuentra en situaciones de mayor vulnerabilidad y desigualdad, creando, imaginando y compartiendo con personal educativo e instituciones, oportunidades que permitan a las y los jóvenes soñar con un futuro digno, demostrar su valía y su talento, que es mucho, solo les falta la oportunidad de demostrarlo.
En marzo de 2020 llegas a la dirección de Fundación Tomillo ¿Qué tiene de especial este proyecto? ¿Qué hacéis en Fundación Tomillo?
“Siempre he pensado que la educación formal y no formal deberían darse la mano, trabajar juntas, acompañar a cada joven y a sus familias más allá del entorno escolar, más allá del aula, y surgió esta posibilidad desde la Fundación Tomillo, hace casi tres años.
Me costó un montón decidirme, 38 años ligado a un mismo centro y una misma institución son toda una vida. Guardo sin duda una experiencia maravillosa, grandes amigos y compañeros con los que he crecido profesionalmente y personalmente y ocupan una parte privilegiada en mi mente y mi corazón pero era la oportunidad de intentar hacer realidad ese gran sueño de acompañar a jóvenes desde una entidad social que propone y desarrolla programas desde lo formal y no formal, fomentando la promoción y atención a las personas en riesgo de exclusión social a través de la formación del empleo, desarrollando programas de orientación vocacional y sociolaboral, también desde la formación profesional para jóvenes, desde los programas de intermediación con empresas y de emprendimiento, programas de seguimiento de apoyo al éxito escolar, programas de desarrollo comunitario incorporando experiencias significativas desde las artes escénicas, la música, el cuidado de la naturaleza, el deporte y la tecnología….en fin todo aquello que creo equilibra la situación de desventaja de estos jóvenes del sur de Madrid.
En el año 2014 Tomillo constituyó, junto con otras entidades, la Fundación Youth Business Spain con un compromiso muy especial con el autoempleo y el emprendimiento. Posteriormente, en el año 2016, Tomillo se incorpora a la red Española de Escuelas de Segunda Oportunidad que facilita a jóvenes sin empleo ni titulación una oportunidad personalizada de formación y de acceso a un empleo digno.
“En Tomillo encuentro los mimbres necesarios para soñar y hacer realidad una educación más justa e igualitaria”.
¿Es fundamental, especialmente en el ámbito de la enseñanza, la vocación y la pasión?
“Sin duda, tres escalones por los que hay que transitar, que son complementarios y yo diría que muy necesarios: la profesionalidad, la vocación y la pasión. Esta pasión es la que permite mirar a los y las jóvenes de otra manera, desde sus ojos, conociendo bien sus situaciones, escuchando y aprendiendo de ellos y ellas todos los días. Educar es aprender a ser y este es el gran reto y compromiso de las personas que nos dedicamos a la educación. En otras palabras se trata de equilibrar la mente (el conocimiento), el corazón (las emociones) y las manos (la acción)”.
Dicen que cualquier tiempo pasado fue mejor ¿Cómo ha cambiado la educación en estos 35 años? ¿Y los niños/ niñas y la juventud?
“Son tiempos distintos no creo que tengamos que entrar a valorar si mejores o peores, simplemente son diferentes. Ha cambiado la vida en el aula tanto en el fondo como en la forma, la metodología, los cambios profundos en la tecnología, la forma de comunicación, las relaciones con las familias, los espacios…
Son muchas las variables que afectan a la escuela y las instituciones, pero seguimos constatando la presencia de una inequidad educativa que sigue provocando grandes diferencias entre los y las jóvenes por el hecho de nacer en un barrio u otro o de la situación social y económica de sus familias, de su lugar de procedencia, género…y por lo tanto el reto de desarrollar acciones que rompan esta herencia generacional de la pobreza sigue siendo un objetivo necesario y prioritario.
Numerosos estudios en estos últimos años describen como son los jóvenes de hoy en día, consideran a la familia como uno de los valores más importantes de su vida, por delante de sus amistades, aunque también apuntan que discuten más con sus padres que los de años precedentes, en general por motivos relacionados por las tareas del hogar, por los estudios, por el dinero, por la hora de retiro a casa y por los hábitos alimentarios. También piensan que tienen un nivel de libertad más alto del que deberían y convencidos de que los políticos no les tienen en cuenta. Las instituciones que mejor valoran son las organizaciones sin ánimo de lucro especialmente en el desarrollo del voluntariado. Se autodefinen como consumistas, rebeldes e independientes y muy preocupados por la imagen y algo egoístas , todo esto apunta a una generación sin límites en los que tenemos que creer más, escuchar más y acompañarles en su formación como agentes de cambio en esta sociedad”.
¿Qué hemos perdido en cuanto a valores y en que hemos mejorado?
“En general creo que una parte de la juventud traza una imagen bastante positiva de sí misma, más proactiva, más implicada o más dispuesta a implicarse en la sociedad: cuestiona el estado de las cosas y está a favor de un cambio de modelo y transformación.
En contrapunto, y muy relacionado con las situaciones sociales y económicas de sus familias, hay un gran número de jóvenes desencantados de la sociedad en general, la falta de oportunidades, de posibilidades de empleo duradero con gran desmotivación en general y falta de creer en sí mismos y en sus posibilidades y es aquí donde está nuestra labor: en esa acogida, orientación, acompañamiento y seguimiento para empoderarles para que crean en sí mismos y que vean que pueden alcanzar aquello que se propongan.
Las historias de vida tan increíbles que encontramos en el camino nos hacer tener esperanza en un mundo mejor, más justo y solidario de la mano de estos jóvenes”.
Cada vez se cuestiona más al profesor en las aulas. ¿Cómo lograr esa atención, como “enamorar“ a los alumnos para que tengan esa sed por aprender, sobre todo cuando se trata de niños y jóvenes que provienen de entornos más complejos y problemáticos, donde las necesidades son acuciantes?
“No es fácil lograr esa atención y además de manera constante, pero apuntaría algunas cualidades que ayudan a ese enamoramiento o esa manera de enganchar y acompañar a los jóvenes en su camino por encontrar “qué quiero ser y sobre todo quién y cómo quiero ser”.
Hemos hablado antes de algo fundamental, eso que llamamos sentir pasión por la educación que se traduce en disfrutar de nuestro trabajo y transmitir esta pasión a cada joven con quien nos relacionamos.
Por otra parte es importante ser conscientes de que cada joven esdiferente y, por lo tanto, aprende de manera diferente tiene motivaciones e intereses distintos… Es imprescindible buscar herramientas y caminos variados que permitan la atención de la diversidad del aula.
Creo que hay algunas reflexiones que deben de estar presentes en nuestra práctica docente, como por ejemplo preguntarnos ¿a quién le doy clase cada día en mi aula? Creo que la solución es la codocencia, trabajar juntos con otros compañeros/as compartir los tiempos de aula con otros educadores que haga posible que podamos atender a todos y cada uno de los alumnos del aula y podamos juntos reflexionar sobre el tipo de joven en el que creo y que nos ayude a preguntarnos qué hago para que esto sea así o qué no hago o no estoy haciendo para conseguirlo.
Si deseo que los jóvenes sean creativos, cooperativos, empáticos y emprendedores tendré que pensar cuanto de creativo o empático soy yo con ellos. La capacidad de escucha y el ejemplo son imprescindibles. Creo que algo que valoran mucho es la cercanía y sobre todo saber que estás ahí para lo que necesiten, reconocer su trabajo y sus éxitos, por pequeños que sean, se traduce en confianza y ganas de seguir adelante. Y mucho cariño y paciencia”.
La brecha digital se ha hecho mayor con la Covid y la crisis, con un enorme impacto en los colectivos más vulnerables. A ti te tocó afrontar de lleno esta enorme brecha digital nada más llegar a Fundación Tomillo ¿cómo salvasteis la situación para que siguieran recibiendo sus clases y no perdieran todo lo aprendido? (falta de ordenadores, espacios mínimos, y casas donde no hay wifi, etc)?
“El inicio fue terrible, siempre hemos hablado de la brecha tecnológica asociada a las poblaciones con menos recursos, pero esto fue un apagón digital en toda regla. Ellos y sus familias quedaron totalmente desaparecidos, muchas familias dejaron enseguida de ingresar dinero en casa, se quedaron sin sus trabajos precarios, dejaron de pagar los recibos de teléfono, perdiendo la conexión a internet… Se quedaron totalmente a oscuras. Además, se empezaron a generar problemas de relación en las casas de convivencia en lugares muy pequeños, sin pautas, familias muchas monomarentales con gran necesidad y todos los servicios sociales colapsados. Creo que las entidades sociales han realizado una labor impresionante y crucial en este período.
Nuestras primeras acciones fueron de atención asistencial, contactar con ellos por todas las vías posibles, incluso visitando con el riesgo que ello tenía, llevando comida, enseres de limpieza y también acceso a “datos”, que nos permitiera encender un poco de luz en esa gran oscuridad digital. Las ayudas de empresas, personas voluntarias y personales estuvieron a la altura de la necesidad y logramos conectar con más del 85% de estos jóvenes y familias en un tiempo récord.
A continuación, emprendimos desde el fondo solidario de la fundación y con la ayuda de particulares y empresas la digitalización básica de los más de 200 educadores de Tomillo y los más de 1800 jóvenes y familias. Recogimos tarjetas de datos, móviles, tablets y ordenadores en función de la edad de los jóvenes y de las situaciones de las familias. Además, iniciamos el diseño y adaptación en digital de las intervenciones tanto formales como no formales.
Formamos a los educadores y luego a menores, jóvenes y familias para que nadie se sintiera excluido y lograr, en el caso de los chicos y chicas, que no abandonaran sus estudios, siguieran enganchados, cumplieran con sus tareas y que las familias pudieran resolver las dificultades de relación en casa y responder a esa llamada en muchos casos de ¿qué hago con mis hijos tanto tiempo? Desde la formación reglada en Formación Profesional se construyeron unos kits individuales con el material básico de electricidad, informática y hostelería para que hicieran sus prácticas en casa, se desarrollaron muchos vídeos de apoyo y todos y todas aprendimos muchos en esa situación tan difícil e inimaginable,
Estamos muy contentos con el trabajo que han desarrollado todos los profesionales de la Fundación y de la implicación del alumnado y sus familias. En ese mismo mes de junio de 2020 planificamos una escuela de verano on line con mucha participación y sobre todo iniciamos un septiembre con la mayoría del alumnado enganchado a los programas tanto formales como no formales”.
Durante todos estos años has promovido la innovación educativa y la transformación social al servicio de menores y jóvenes, en su mayoría procedentes de entornos diversos y desfavorecidos. ¿Hay cifras y estudios que demuestren que la innovación educativa logra que tengan más oportunidades y que el aprendizaje sea más efectivo y ágil?
“Claro que hay datos y sobre todo ejemplos de buenas prácticas en centros educativos e instituciones sociales que ponen de manifiesto que otra escuela es posible y que el sector social va más allá de lo asistencial. El ejemplo en estos meses de pandemia lo corrobora.
Apuntaría un factor fundamental que coincide en todos estos casos, es el valor de lo socioemocional que lleva a ese acompañamiento directo con las personas y sus situaciones a veces tan complicadas e injustas, estar cerca en los momentos más duros.
Es imprescindible que consideremos como urgente incorporar en la educación y formación en general la adquisición de conocimientos y habilidades socioemocionales, como la autorregulación, resiliencia y pensamiento crítico, porque sientan las bases para un futuro más saludable.
¿Cuál ha sido el proyecto innovador que más impacto ha generado/tú favorito?
“Por suerte he tenido la suerte de trabajar y conocer proyectos y programas increíbles , motivadores y con un impacto espectacular para los jóvenes, sus educadores, familias y el entorno.
Por ejemplo, ahora en Fundación Tomillo los programas que se están desarrollando tanto en la Formación Profesional de Grado Básico y Medio (Itinerario+) o en los programas de Oportunidad al Talento o de Artes Escénicas y de Apoyo al Éxito Escolar, empiezan a ligar esa integración en la intervención social y educativa en esto que hemos denominado al inicio de esta entrevista que une lo formal, no formal e informal.
Leyendo tu trayectoria veo que también has colaborado con YMCA. Yo escribía para la revista en España y tuve ocasión de entrevistar a Dominique Lapierre, siendo estudiante de Periodismo. El título de mi entrevista fue “La Voz de los hombres sin voz”. Hablamos de su hermosa relación con la India y de cómo cuando damos visibilidad sobre lo qué ocurre y le damos VOZ a los que parecen no contar en el mundo, el Universo escucha y se producen cambios. Me dijo “Elena en las chabolas de la India viven auténticos héroes”.
¿Son héroes anónimos muchos de los chicos y chicas con los que colaboráis?
“Son, junto con sus educadores, los grandes héroes y protagonistas de esta entrevista. Son lo mejor que tenemos y desde luego la razón de la existencia de esta Fundación.
Son muchas las historias de vida y superación que ponen en valor lo trabajado y que anima a ver que éste es el camino. Ya nos gustaría que fuera la situación final de cada joven y familia que se acerca a Tomillo, pero desde luego es lo que nos hace sentir que estamos donde tenemos que estar y lo que nos genera cada día volver cada mañana con una sonrisa, alegría e ilusión para seguir adelante.
Os animo a que entréis en esta dirección de youtube para que veáis cómo expresan esta experiencia los propios jóvenes. Sin duda merece la pena”.
¿Cómo pueden las empresas mejorar la Sociedad y generar impactos positivos?
(Alianza Digital Talento inclusivo, otras acciones que impulséis…)
“Ante retos sociales tan urgentes como son la educación, el abandono escolar temprano, el desempleo, la pobreza…. la empresa es sin duda un actor clave.
Tal y como se analiza en el último informe de la Fundación SERES sobre “La Empresa y los nuevos retos sociales” : “El sector empresarial, consciente de estas situaciones está aunando esfuerzos para paliar las consecuencias de la situación social actual mediante el desarrollo de una serie de acciones dirigidas a las personas más vulnerables.
Estas acciones se deben trabajar en colaboración para aprovechar al máximo las sinergias con el sector público –especialmente-, las otras empresas y las entidades del tercer sector social.
Desde Tomillo y en colaboración con Factoría F5 estamos alineados con este estudio y estas reflexiones por lo que en febrero de 2022 pusimos en marcha una Alianza entre Entidades Sociales y Empresas Públicas que permita generar acciones con impacto positivo y directo especialmente a los sectores más vulnerables.
Así surge la Alianza para el Talento Digital Inclusivo, una red que nace con el objetivo de formar en 10 años a 50.000 personas en situación de vulnerabilidad en el campo de la tecnología, un área donde existen oportunidades laborales y donde la brecha aún es, a día de hoy, muy marcada.
Nuestro compromiso es rotundo: poner al alcance de las personas en situación de vulnerabilidad, con especial atención a la brecha de género, el desarrollo de competencias digitales, a través de programas formativos de calidad adaptados a las necesidades de este colectivo.
La colaboración sistemática entre empresas tecnológicas, administración pública y entidades sociales y educativas permite ampliar las oportunidades formativas y laborales para jóvenes de este perfil.
La lucha contra la “brecha digital” está en el centro de esta alianza que busca que la revolución digital sea más justa, inclusiva y sostenible. Es un desafío de primera magnitud, a nivel mundial y europeo que también exige una respuesta a nivel territorial.
Madrid es la primera ciudad tecnológica en España y como tal absorbe casi la mitad de los empleos tecnológicos y esto significa oportunidades para que personas sin conocimientos tecnológicos previos, puedan orientar sus vidas dentro de un sector enormemente dinámico y lleno de posibilidades de desarrollo y crecimiento profesional.
Desde la Alianza invitamos a empresas, administraciones públicas y entidades sociales a sumarse a gran iniciativa. Ánimo.
En Trentia estamos muy orgullosos de formar parte tanto en Madrid como en Barcelona de la Alianza para el Talento Digital Inclusivo, ese Talento oculto junior techie que solo necesita una oportunidad para demostrar, tras recibir formación tecnológica, de lo que es capaz.
La educación alimenta el alma y nos da alas para volar alto. Un buen educador y formador inspira.
Sin duda alguna la Educación es el arma más poderosa para cambiar el mundo. ¡Gracias Ángel Serrano a ti y al gran equipo de Fundación Tomillo por vuestra importante labor, con huella e impacto social, construyendo el futuro!